3/12/10

Me mudo...

Me voy a mudar!
Bueno, no yo, sino mis blogs. Te lo resumiré: mi ma me compró un dominio muy hermoso cuyo nombre no haré público todavía (JA!) y cuando tenga tiempo (quizás este puente, aunque creo que acabaré haciéndolo en Navidad) trasladaré los blogs (eso sí, primero tengo que averiguar cómo).
No tendréis que memorizar varias págs porque todos los blogs estarán en el mismo sitio web ^^ Eso es una ventaja ¿eh? :P
Si os interesa el backstage de la mudanza (detalles = pensamientos estúpidos que se me ocurren) podéis seguirme en Twitter... ¡¡¡Ahora en inglés y en español!!! Oséase, frida1470 y frida1470_es respectivamente. Plis, hacedme publi.

En fin, mucha paciencia... y besos por todo vuestro apoyo. ¡Os adoro!
xxx

19/9/10

23 - Blancura Natural

Una sacudida me despertó. Me desperecé y decidí no dormir más, al contrario que el resto del avión, que dormía apaciblemente. Miré por la ventanilla y casi me quedo ciega: ¡el paisaje era totalmente blanco!
Jamás había visto tanta nieve junta. Miré a Rob. Tenía la cabeza hacia delante en un ángulo extraño y babeaba un poco. Me reí bajito y le eché la cabeza atrás para que después no le doliera el cuello, a lo que él respondió con una sonrisa en sueños, para después seguir babeando.
Miré mi reloj. De un momento a otro llegaríamos a San Petersburgo, y entonces... iríamos en busca de Dakota y Lindsay.
Me quedé dormida de nuevo.


Tras un correteo por el aeropuerto a por las maletas y demás, salimos al encuentro de la fría nieve. El gélido viento me daba bofetadas en las mejillas, haciendo que se me subiera la sangre al rostro y poniéndome roja. Los vampiros se reían a causa de aquello, que también le pasaba a Vanessa. Miré al gran reloj-termómetro y vi que eran las ocho y media de la mañana, y que hacía alrededor de -10º C.
Stephenie decidió abrir la boca y responder a mi pregunta mental en ese momento:
-Ahora tenemos que ir a un pueblo a las afueras de aquí cerca...-todos la miramos inquisitivamente.-Se llama Sosnovvy Bor. ¿Tú te has leído una serie de libros llamada Vampiratas?
-Sí...
-¿Te acuerdas de que usaban una especie de donantes?-a Steph le brillaban los ojos.
-Sep.
-Pues que sepas que Sosnovvy Bor es un pueblo de donantes... controlados como marionetas, podría decirse... ellos no recuerdan nada, pero todos los domingos hay un festín donde todos se ceban sin matarlos, claro... les sacan sangre hasta dejarles inconscientes y los devuelven a sus camas. Luego les echan un medicamento de su invención en la comida, para que no les falten glóbulos rojos. Pero claro, como los niveles varían semanalmente, les acorta la vida, aunque como rudos campesinos les gusta tener muchos hijos.
-Pero... ¿ellos no se dan cuenta de que todas las semanas tienen una marca en el cuello?
-¡Bah!-Stephenie hizo el gesto de espantar una mosca.-Ellos creen que la marca roja es una prueba de que pertenecen a la antigua familia millonaria de Sosnovvy Bor. Chorradas, claro.
-Estooo...-oímos a Johnny detrás, y nos dimos la vuelta.-¿Has dicho “millonaria”?
-El tesoro se perdió-aclaró Steph y Johnny puso cara de desilusión.
-Ejem...-todos me miraron.-¿Y cómo vamos a llegar hasta allí?
Steph abrió la boca y la volvió a cerrar, pensativa. Había dado en el clavo.
-No gastes energía, preciosa, que ya nos encargamos nosotros de eso-oí una voz gélida a mi espalda que me dejó más fría de lo que estaba. Me di la vuelta lentamente.
El hombre delante de mí era enorme. Se le notaban los músculos incluso a través del robusto abrigo de piel que llevaba, y era más alto incluso que Paulo. Yo era realmente enana en comparación con él. Tuve un escalofrío horrendo cuando clavó sus ojos en los míos.
Eran de un azul desvaído, casi blanco, cegadores como los ojos de los huskies siberianos. Su pelo, cortado al estilo cepillo, era rubio platino. Sus facciones eran claramente rusas. Los pómulos marcados, la frente de hierro y una boca pequeña y de aspecto delicado, que contrastaba y a la vez perfeccionaba su rostro, adornado con una expresión de regodeo.
-Sergei-susurró Stephenie, lívida.
-Gusto en verte de nuevo, linda-respondió el ruso sin rastro de acento. Steph frunció el ceño y Paulo se puso tenso.-Cuánto tiempo.
-Ya te digo. Ojalá no nos hubiéramos vuelto a ver nunca...
-¡Vladimir estará muy contento de verte!-exclamó Sergei alegremente haciendo caso omiso de Stephenie.-Sobre todo querrá continuar lo que empezó la última vez...
Steph no movió un músculo, mirando a Sergei fijamente hasta el punto de que él pareció amedrentarse ligeramente.
-¿Qué dice?-le susurré a Rob, que se encogió de hombros.
-Veo que no le has contado a tu camada la historia completa...
-¿Qué pretendes, raptando a Lindsay y a Dakota? ¿Quién demonios te ha mandado meter las narices en...?-saltó Kristen de repente, pero no pudo decir mucho porque Rob la sujetó con fuerza y le tapó la boca. Ella luchó unos segundos y se resignó a permanecer en los brazos de él.
-Más bien yo debería decir quién te crees que eres tú-replicó con calma Sergei acentuando la última palabra.-para dirigirme la palabra a mí-se señaló. Kris entrecerró los ojos con rabia.-Os venís todos conmigo pero ya.
Nos abarcó en un solo gesto, señaló hacia algún lugar en el horizonte y se dio la vuelta, haciéndonos señas de seguirlo. Ninguno de nosotros se movió.
-¿Por qué piensas que te vamos a seguir?-preguntó Steph con calma. Sergei se giró de un modo escalofriante, le sonrió y chasqueó los dedos. Diez mujeres vestidas de rojo oscuro aparecieron de la nada y nos rodearon. Una de ellas se aproximó a Stephenie y le sonrió. Llevaba un vestido más llamativo que el del resto de las vampiresas.
El viento le agitó el largo y rizado pelo de color castaño oscuro. La mujer tenía rasgos de gitana.
-Vamos, Steph-le dijo la tipa con una voz sorprendentemente intensa a juzgar del cuerpecito del que salía.-O ya sabes qué pasa.
-Sí, Olga-susurró Steph con evidente miedo y fuimos escoltados hasta una serie de coches grises con los cristales tintados. Nos subimos y salimos de San Petersburgo.

30/8/10

22 - Mongolia, The Beat Y Última Llamada


Estuve en una especie de estado zombie desde el momento en que Rob me soltó y salimos del coche hasta que subimos al avión hacia San Petersburgo con escala en Ulan-Bator. En el avión me senté entre la ventanilla y Rob, que tenía a Kristen al otro lado (porque en los grandes vuelos, los asientos junto a la ventanilla son tres antes del pasillo). Casi enseguida caí dormida con la cabeza en la ventanilla, con lecciones de uso del salvavidas en lo que supuse japonés y ruso.
Cuando encendieron los motores la ventanilla empezó a vibrar mucho, y mi cabeza cambió de apoyo, caí dormida de nuevo en el hombro de Rob, que me tapó con la manta con ternura.
Me despertó la señal de cinturones apagándose. Miré a mi alrededor. Kris y Rob miraban a Steph, en la fila central, que discutía acaloradamente con una robusta azafata rusa que no parecía querer darse por vencida. Recordé la extendida creencia de que los rusos no eran muy dados a dejarse ganar por aquello de “el cliente siempre tiene la razón”. Suspiré.
-¿Qué pasa ahora?-pregunté a Rob.
-Creo que quiere que nos bajemos del avión-contestó Kris, sin dejar de mirar a Steph.
-¿Y qué problema hay si lo lógico es que bajemos si hemos llegado?-pregunté extrañada.
-Llegar, hemos llegado. Pero no a San Petersburgo-de repente recordé que el avión hacía escala en la capital de Mongolia.
-Pues bajémonos, ¿por qué no? Si igual volveremos a subir...-Rob y Kristen me miraron como dándome la razón. Kristen se levantó y le murmuró algo a Steph, que, dándose por vencida, asintió con la cabeza. Todos empezaron a recoger.
Kris se metió rápidamente entre la multitud que avanzaba en la cola para salir del avión, pero Rob no se escabullía tan fácilmente como ella y decidimos esperar a que el flujo de gente cesara. Él se sentó en el sitio de Kris y yo me pasé al de Rob. De repente una agradable fragancia me envolvió y reconocí sin dudas el olor. The Beat de Burberry para hombre. Estaba completamente enamorada de ese perfume desde los quince años, la edad que tenía cuando salió al mercado. Había sido el único perfume masculino que me gustó, además del perfume de mi padre. Me sorprendió sumamente el hecho de que Rob lo usara.
Me hundí en el asiento, aspirando el resto de aroma. Mientras por mi mente surgieron unos pensamientos sospechosos. ¿Por qué últimamente le prestaba más atención a Rob? ¿Por qué él se mostraba tan atento conmigo? ¿De verdad me gustaba o sólo sentía esos escalofríos porque llevaba mi perfume favorito?
Como era de esperar, al final bajamos del avión. Los demás ya nos estaban esperando.
Venga, vamos a buscar algo de comida-me sonrió Vanessa y me cogió del brazo.-¿Vienes, Zac?
-Eh...-Ness le había pillado cuando estaba a punto de sentarse y hacer el vago.-...¡vale!
-Eh, yo también quiero-sonrió Kristen y Rob fue inmediatamente detrás de ella.
-¡Vosotros no coméis!
-Nosotros tenemos el dinero-Vanessa elevó los ojos al cielo y caminamos juntos hacia la zona restaurantes.
-Bueno, ¿qué queréis comer, niños? ¿Comida típica de la región?-Rob señaló un puesto donde hacían girar un cerdo entero sobre una parrilla. Vanessa y yo pusimos cara de asco supremo.
-¡Ahí!-señalé el Natural Foods y Vanessa aplaudió mi idea. Corrimos hacia el local, y tras un par de minutos de cola, conseguimos sendas ensaladas.
-Pues venga, vamos a pasear por ahí-exclamó Kristen. Nos pasamos las siguientes dos horas paseando por el aeropuerto de Ulan-Bator, y cuando en una de las múltiples llamadas de megafonía distinguimos algo parecido a “San Petersburgo” salimos pitando hacia la puerta de embarque. Steph nos esperaba furiosa.
-¿Qué pasa? Si sólo han llamado para la puerta de embarque-jadeó Zac.
-¡¡Era la última llamada!! ¡Todos adentro!-exclamó Stephenie con los ojos a punto de salírsele de las órbitas y subimos al avión sin rechistar. En quince minutos de nada ya estábamos de nuevo en el aire, camino a San Petersburgo.
Volví a quedarme dormida con la cabeza en el hombro de Rob, respirando su sutil perfume.

22/8/10

Nueva lista musicaaaal!!!

Y ésta la hice con el corazón.
Y sí, duele.

21 - 24 Horas


-Explícanoslo desde el principio-sentí el aliento de Rob en mi oreja y volví a apoyar la cabeza en el hombro de Kristen. No podía dejar de sollozar.
-¡Estupendo!-exclamó otra vez Stephenie, que no dejaba de caminar de un lado a otro. Paulo estaba junto a mí, aunque echaba miradas intermitentes a Stephenie, cuyo estado de ánimo iba de mal en peor.
-E-e-estábamos ahí y-y ellos entraron y pa-parecían muy simpáticos, e-eran hum-manos y d-de repente se las llevaron, ¡s-se las llevaron!-volví a estallar en sollozos y Robyn, Kristen y Rob me volvieron a abrazar fuerte.-Di-dijeron que tenías diez días, Steph, ¡y-y que si no aparecías me ma-matarían! Me están rastreando, Steph, ¡¡¡lo siento, l-lo siento, lo siento!!!
-No-intervino con voz fuerte Paulo.-Tú no tienes la culpa de nada, es más, eres absolutamente necesaria. Puedes estar tranquila que con nosotros no te pasará nada. Aunque viniendo oficialmente de los Praiestiev...
Volvió a mirar a Stephenie, que soltó un bufido y exclamó de nuevo:
-¡Estupendo! ¡Genial! ¡Sois idiotas!-volví a llorar y todos miraron con reproche a Stephenie, que bufó de nuevo.-Yo que culpa tengo, se lo advertí. Bueno, qué más, ni veinticuatro horas podemos estar en un sitio sin tener problemas. A hacer las maletas, otra vez.
Me dispuse a levantarme e ir a mi habitación, pero Johnny, Kristen, Rob y Robyn me lo impidieron.
-Ya haremos nosotros tu equipaje, cariño-me sonrió Robyn y los abracé a todos como agradecimiento. No tardaron ni cinco minutos.
En media hora ya estábamos todos vestidos para viajar y las maletas perfectamente hechas. Mientras yo me vestía Steph había reservado ya los billetes para el próximo vuelo a San Petersburgo. Cuando me enteré por boca de Kristen me surgieron las dudas sobre los Praiestiev.
-¿Pero no estaban en Moscú, la capital?-le dije a Steph, que negó con la cabeza rotundamente.
-Qué va. Están en un pueblito a las afueras de San Petersburgo. Un pueblito de campesinos hipnotizados.
-¡¿Eh?!-exclamé boquiabierta, pero Steph se levantó bruscamente, cogió las maletas y salió por la puerta, con los demás siguiéndole.
-Mejor déjalo, no es su tema favorito precisamente. Además...-me susurró Rob al oído mientras salíamos los últimos, él con su maleta y la mía.-...ya tendrás ocasión de verlo con tus propios ojos.
Me dejó con más preguntas que antes. Los seguí pesarosa.
El coche de Kristen se sentía tremendamente vacío sin Dakota y Lindsay. Suspiré y pegué la mejilla al cristal. Era noche cerrada todavía, aunque se sentía en el aire que el amanecer estaba a punto de llegar. La ciudad se sentía recién levantada, y en la calle se mezclaban todos los jóvenes trasnochadores con los que, aún bostezando, ya estaban de camino al trabajo. Los japoneses todos iguales pero tan diferentes de nosotros... Sentí un dejà-vu al reconocer un comercio cuando pasamos por delante, y caí en la cuenta de que seguíamos la misma ruta que cogimos para llegar al hotel. Hacía veinticuatro horas justas. Lo único que no era exactamente igual era el vacío que sentía ahí, sola en el asiento trasero.
Kris conducía siguiendo a Paulo, que le había quitado a Steph el derecho a conducir alegando que estaba demasiado nerviosa. Rob miraba por la ventanilla, soñador.
Suspiré sin querer y aparté a Rob de su mundo. Me miró preocupado. No fui capaz de disimular mi tristeza, y él me sonrió para tranquilizarme y me cogió la mano. La suya era grande, ligeramente más cálida que las de las chicas, y muy, muy agradable. Nos quedamos así hasta que llegamos al aeropuerto.

Y en el próximo capítulo...

"...Kris se metió rápidamente entre la multitud que avanzaba en la cola para salir del avión, pero Rob no se escabullía tan fácilmente como ella y decidimos esperar a que el flujo de gente cesara. Él se sentó en el sitio de Kris y yo me pasé al de Rob. De repente una agradable fragancia me envolvió y reconocí sin dudas el olor..."

11/8/10

Me tenéis abandonada D:

Si me comentan este mensaje al menos tres personas distintas (Sandra, no vale chantajear, lo tienen que hacer por su propia voluntad) empiezo a publicar cada dos días.
He aprovechado y me he dado una ronda por los blogs de mis seguidores a ver si seguís vivos. Poneos al día de vuestra última visita y estad atentos... queda un montón de historia.

10/5/10

Genteee!!

Digooo, queridísimas lectoras del alma.
¡He cambiado la lista de música! Te recomiendo de corazón que escuches la primera canción como mínimo (no discuto si te apetece escuchar las demás, claro) porque es MUY buena. Más de una se va a hacer adicta a ésta.
Muchos besos y ni por un momento se te ocurra pensar que voy a cerrar los blogs para luego volver desesperada como la tonta de Sandra.
Porque para esta historia todavía tengo cuento para rato y no pienso dejarlos en la sombra.
A ver si encima alguna editorial interesante me echa el ojo y me hago rica (MEEEhehehehehe).

20 - Tíos Buenos, Cosas Malas

Estábamos tan frescas hablando sobre lo rarita que es Kristen a la hora de vestirse cuando oímos la puerta de la habitación abrirse. Yo miré en dirección a la puerta con miedo. Lindsay y Dakota se pusieron en guardia con esa mirada guay de alerta que tiene todo el mundo menos yo.
-¿Quién es?-se preguntó Lindsay y nosotras giramos la cabeza y la miramos asombradas. ¿¿No podía leer la mente de quien estuviera ahí??
Oímos ruidos típicos de alguien que se quita la ropa, se pone las chanclas del hotel y tira abajo toda la pila de toallas cuidadosamente dobladas. Por las pisadas supuse que eran dos personas. La puerta se abrió y entraron dos chicos exactamente iguales.
Las sigilosas reacciones no se hicieron de esperar. Lindsay y Dakota seguían alertas, pero oí suspiros y me sorprendí al sentirme ruborizada. Los dos chicos estaban buenísimos, y eran gemelos idénticos. Cuando nos vieron, sonrieron y se aproximaron a nosotras.
-Vaya, veo que tenemos que compartir el jacuzzi-comentó el del bañador rojo y se acercó a nosotras. Lindsay y Dakota no estaban asustadas, por lo que supuse que era humano (dejando aparte el hecho de que lucía un saludable bronceado). Nos pusimos las tres de pie y los cinco nos saludamos deprisa y con confusión.
-Encantadas-Dakota les regaló su sonrisa más dulce y los chicos nos obsequiaron con las suyas.
-Vamos a estar un ratito en la sauna y luego venimos para tener una... conversación más profunda-dijo el del bañador azul con una voz tan sexy que cuando se dieron la vuelta las chicas empezaron a abanicarse con las manos. Sin embargo yo no estaba tan relajada.
-¿Cómo es eso que no pudiste leerles la mente?-le saqué en cara a Lindsay. Se encogió de hombros.
-¡Yo qué voy a saber! ¿No leíste la saga Crepúsculo? A lo mejor sí que hay gente como Bella.
-Pero eran humanos, eso te lo puedo asegurar-susurró Dakota y nos reímos.-Aunque no sé por qué pero me dan mala espina.
-Será porque nos quieren comer vivas. Dakota, eres menor de edad, fuera-exclamó Lindsay y hasta la propia Dakota se rió.
Nos quedamos en silencio, soñando cada una con los chicos, y tras cosa de quince minutos ellos volvieron. Las gotas de agua resbalaban por sus pechos (que no sudor, que oí las duchas) y tenían un despeinado sexy. Estos chicos eran pura gasolina, que diría cualquiera.
-¿Nos dejáis entrar?-Nos apartamos para que nos acompañaran en el jacuzzi. Me lamenté de estar entre Dakota y Lindsay.
-Soy John-habló el de azul.
-Y yo Rick-dijo el otro.
-Yo soy Lindsay, y ella Dakota y ella es...-a Lindsay se le fue la voz.-es...
-No hace falta...-le susurró Rick al oído a Lindsay y ella suspiró.-Sólo cierra los ojos...
Ella obedeció y en ese momento sucedieron varias cosas a la vez. La puerta se abrió bruscamente. John cogió a Dakota, la sacó del agua y se la llevó en brazos a los hombres que invadieron la sala, que se la llevaron. Lindsay saltó del agua y se preparó para atacar, pero varios de aquellos hombres (vampiros, deduje) la tumbaron como a una pluma. Rick me cogió y me llevó como John a Dakota, aunque pataleé y grité como una loca y conseguí darle fuerte en la nariz (al fin y al cabo, era humano). Por detrás vi como se llevaban a una derrotada Lindsay. Todos se fueron inmediatamente menos los dos gemelos.
Rick me dejó en el suelo y me arrinconó en una esquina. Ahora los dos daban mucho miedo.
-Dile a Stephenie que tendrá que buscar a sus adoptadas si quiere recuperarlas, y que creemos que no hace falta que le digamos dónde. Dile que tiene un plazo de diez días o te mataremos a ti. Podemos husmearte, humana.
Se fueron a toda prisa. Los focos parpadeaban, la habitación temblaba violentamente, Lindsay y Dakota se iban Dios sabe dónde y yo derramaba grandes lágrimas, acurrucada en posición fetal, sin poder hacer nada.

20/3/10

19 - Ejem... ¡¿QUÉ?!

(Sé que he estado ausente. Sé que lo más seguro es que me queráis matar. Toma, toma, ten piedad. La historia no acaba, ¡faltaría más!)

Johnny y Lindsay se separaron casi al instante. Pero fue demasiado tarde. Yo ya lo había visto.

Boqueé, sin poder hacer que saliera ningún sonido de mi garganta. Lindsay me cogió y me apretó contra una pared, mientras Johnny cerraba la puerta y volvía con nosotras. Lindsay me miró a los ojos un instante y luego se recostó en el suelo, tapándose la cara. Johnny la miró, preocupado, y luego a mí. Nunca le había visto tan asustado. Pero al ver a Johnny me calmé un poco.

-Por favor...-Johnny me asustó un poco.

-Pero, pero... ¿qué?-fue lo más coherente que pude tartamudear.

-Ya lo has visto. Ya, se acabó-le dijo a Lindsay.-Te dije que no estaba bien. Te lo dije. No hiciste caso.

-Tampoco es que tú te opusieras mucho, la verdad-replicó Lindsay con voz pastosa.

-Da igual, tíos... Ni que fuera para tanto. Da igual-dije con voz segura aunque algo temblorosa.-Es sólo el shock de lo inesperado.

-Es que no está bien-me replicó Johnny.-¿Qué pensarán los demás? ¿Y Dakota? ¿Qué pensará Dakota?

-¿Tanto te importa lo que piense esa niña?-le preguntó Lindsay algo irritada.

-Sí, porque la quiero muchísimo y ella a mí. No quiero defraudarla. ¿Qué pensará Dakota?-siguió lamentándose Johnny.-Todos lo descubrirán y entonces no sé qué pensará Stephenie, dirá que sobramos y que esto no puede ser y que no y los demás pensarán mal de nosotros y Dakota, Dakota me odiará, porque esto no puede ser, y yo no quiero que ella...

-¡¡Cálmate, Johnny!!-le gritó Lindsay y él se calló.-Olvídalo, ¿quieres? Sólo olvídalo. Esto no conviene a nadie. Olvídalo.

Lindsay se marchó, apesadumbrada, y Johnny y yo nos miramos a los ojos. Los suyos denotaban tristeza.

-Por favor, no se lo digas-me suplicó.-No se lo dirás, ¿verdad?

-Claro que no-le aseguré y él me abrazó.

-Gracias.

-Pero Johnny...-me miró.-¿Cómo...?

-No lo sé. De veras que no lo sé. Pero creo...-tenía la mirada perdida y una discreta sonrisa en los labios.-...creo que la quiero.

-Ooooh...

-Por favor, no se lo digas.

-¡Tranquilízate! No lo haré-dije y me fui de nuevo a la sala común. Dakota había puesto un canal de rara música tecno japonesa y navegaba en mi ordenador. Me miró con cara rara.-¿Por qué me miras así?

-Es que estás muy pálida.

-Algo se me tenía que pegar, tanto vampiro por aquí.

Ella rió y volvió a sus asuntos.

-Eh.

Levantamos la vista. Lindsay estaba delante de nosotras, con un vestido veraniego que no le pegaba nada.

-¿Os venís al jacuzzi?

-¿¿Hay un jacuzzi??-exclamó Dakota, fascinada.

-¡Shh! Si Stephenie nos oye se armará una buena. El jacuzzi está al final del pasillo. Venga, veníos. Nadie más está ahí.

Dakota me miró, suplicante.

-Está bien...-ella saltó de alegría.-Pero rapidito y en silencio.

Dakota y yo nos pusimos nuestros biquinis y las tres fuimos caminando sigilosamente hasta la enorme puerta negra al final del pasillo. Lindsay la abrió con una llave sacada de no sé dónde y entramos. Todo estaba a oscuras. Encendimos la luz.

Era una habitación cúbica con un enorme jacuzzi en el centro. A un lado había una puerta. Lindsay y Dakota se pusieron a examinar el jacuzzi y yo entré a la habitación contigua y descubrí una gran sauna. Llamé a las chicas y juntas decidimos entrar a la sauna y después al jacuzzi.

En la sauna estuvimos hablando (y sudando a chorros) durante cosa de media hora y después nos metimos al jacuzzi. Dakota saltó, salpicándonos a Lindsay y a mí, y luego salió a toda prisa y se quedó fuera temblando. Lindsay se rió de ella y Dakota la salpicó a propósito y empezó una carrera alrededor del jacuzzi por la cual fui empujada y me caí en plancha al jacuzzi. En cuanto saqué la cabeza grité, el agua estaba helada. Las chicas se rieron y encendieron el armatoste, que empezó a soltar burbujas y agua caliente. Las tres nos sentamos en círculo y nos miramos.

-¿Y ahora qué hacemos?-preguntó Dakota.

-Sentarnos y disfrutar, supongo-contesté.

-Vamos a decir cosas divertidas y embarazosas-sugirió Dakota y Lindsay y yo la miramos con sospecha.-¿A quién de los que están en la suite le pellizcaríais el culo?

Lindsay y yo reímos a carcajadas.

-Sabemos que tú a Zac-Dakota se ruborizó y nos señaló, impaciente por olvidar el tema.-Pues yo...-Lindsay me miró de reojo.-...yo creo que a Johnny, pero lo haría para que le doliera-me guiñó un ojo sin que Dakota lo viera.

-Pues yo creo que a Rob-murmuré y ellas sonrieron.

-Lo sabía. Y ahora a quién querríais abrazar en plan te quiero pero ya sabéis, nada romántico, amor entre hermanos, mejor amigo o algo por el estilo. Yo a Johnny, claro, o a ti-sonrió Dakota.-Y a ti, Lindsay, si te portas bien.

-Pues yo creo que a Kristen o a Dakota o a ti-me dijo Lindsay y yo le sonreí.

-Pues yo no sé. Creo que a vosotras dos o a Johnny, que me cae muy simpático-dije y ellas sonrieron.

-Entonces si cada una de nosotras abrazaría a las otras dos, ¿no formamos una especie de círculo de la amistad?-pregunté y ellas sonrieron, asintiendo con la cabeza.

-¿Amigas para siempre?-preguntó Dakota.

-¡Amigas para siempre!-contestamos Lindsay y yo y las tres chocamos las manos.

-Pero o me convertís en vampiro o no será para siempre-comenté y ellas rieron.-Una pregunta, ¿por qué, Lindsay, te descontrolaste tanto con Zac pero eres capaz de estar tan cerca de mí e incluso remojarte en mis jugos?

Ella soltó una carcajada.

-Es que Zac olía muy bien. Tú...-se quedó pensativa.

-¿¿Huelo mal??

-No, mujer, sólo que... casi no hueles.

-Ah, vale. Pues genial.