10/5/10

Genteee!!

Digooo, queridísimas lectoras del alma.
¡He cambiado la lista de música! Te recomiendo de corazón que escuches la primera canción como mínimo (no discuto si te apetece escuchar las demás, claro) porque es MUY buena. Más de una se va a hacer adicta a ésta.
Muchos besos y ni por un momento se te ocurra pensar que voy a cerrar los blogs para luego volver desesperada como la tonta de Sandra.
Porque para esta historia todavía tengo cuento para rato y no pienso dejarlos en la sombra.
A ver si encima alguna editorial interesante me echa el ojo y me hago rica (MEEEhehehehehe).

20 - Tíos Buenos, Cosas Malas

Estábamos tan frescas hablando sobre lo rarita que es Kristen a la hora de vestirse cuando oímos la puerta de la habitación abrirse. Yo miré en dirección a la puerta con miedo. Lindsay y Dakota se pusieron en guardia con esa mirada guay de alerta que tiene todo el mundo menos yo.
-¿Quién es?-se preguntó Lindsay y nosotras giramos la cabeza y la miramos asombradas. ¿¿No podía leer la mente de quien estuviera ahí??
Oímos ruidos típicos de alguien que se quita la ropa, se pone las chanclas del hotel y tira abajo toda la pila de toallas cuidadosamente dobladas. Por las pisadas supuse que eran dos personas. La puerta se abrió y entraron dos chicos exactamente iguales.
Las sigilosas reacciones no se hicieron de esperar. Lindsay y Dakota seguían alertas, pero oí suspiros y me sorprendí al sentirme ruborizada. Los dos chicos estaban buenísimos, y eran gemelos idénticos. Cuando nos vieron, sonrieron y se aproximaron a nosotras.
-Vaya, veo que tenemos que compartir el jacuzzi-comentó el del bañador rojo y se acercó a nosotras. Lindsay y Dakota no estaban asustadas, por lo que supuse que era humano (dejando aparte el hecho de que lucía un saludable bronceado). Nos pusimos las tres de pie y los cinco nos saludamos deprisa y con confusión.
-Encantadas-Dakota les regaló su sonrisa más dulce y los chicos nos obsequiaron con las suyas.
-Vamos a estar un ratito en la sauna y luego venimos para tener una... conversación más profunda-dijo el del bañador azul con una voz tan sexy que cuando se dieron la vuelta las chicas empezaron a abanicarse con las manos. Sin embargo yo no estaba tan relajada.
-¿Cómo es eso que no pudiste leerles la mente?-le saqué en cara a Lindsay. Se encogió de hombros.
-¡Yo qué voy a saber! ¿No leíste la saga Crepúsculo? A lo mejor sí que hay gente como Bella.
-Pero eran humanos, eso te lo puedo asegurar-susurró Dakota y nos reímos.-Aunque no sé por qué pero me dan mala espina.
-Será porque nos quieren comer vivas. Dakota, eres menor de edad, fuera-exclamó Lindsay y hasta la propia Dakota se rió.
Nos quedamos en silencio, soñando cada una con los chicos, y tras cosa de quince minutos ellos volvieron. Las gotas de agua resbalaban por sus pechos (que no sudor, que oí las duchas) y tenían un despeinado sexy. Estos chicos eran pura gasolina, que diría cualquiera.
-¿Nos dejáis entrar?-Nos apartamos para que nos acompañaran en el jacuzzi. Me lamenté de estar entre Dakota y Lindsay.
-Soy John-habló el de azul.
-Y yo Rick-dijo el otro.
-Yo soy Lindsay, y ella Dakota y ella es...-a Lindsay se le fue la voz.-es...
-No hace falta...-le susurró Rick al oído a Lindsay y ella suspiró.-Sólo cierra los ojos...
Ella obedeció y en ese momento sucedieron varias cosas a la vez. La puerta se abrió bruscamente. John cogió a Dakota, la sacó del agua y se la llevó en brazos a los hombres que invadieron la sala, que se la llevaron. Lindsay saltó del agua y se preparó para atacar, pero varios de aquellos hombres (vampiros, deduje) la tumbaron como a una pluma. Rick me cogió y me llevó como John a Dakota, aunque pataleé y grité como una loca y conseguí darle fuerte en la nariz (al fin y al cabo, era humano). Por detrás vi como se llevaban a una derrotada Lindsay. Todos se fueron inmediatamente menos los dos gemelos.
Rick me dejó en el suelo y me arrinconó en una esquina. Ahora los dos daban mucho miedo.
-Dile a Stephenie que tendrá que buscar a sus adoptadas si quiere recuperarlas, y que creemos que no hace falta que le digamos dónde. Dile que tiene un plazo de diez días o te mataremos a ti. Podemos husmearte, humana.
Se fueron a toda prisa. Los focos parpadeaban, la habitación temblaba violentamente, Lindsay y Dakota se iban Dios sabe dónde y yo derramaba grandes lágrimas, acurrucada en posición fetal, sin poder hacer nada.