30/8/10

22 - Mongolia, The Beat Y Última Llamada


Estuve en una especie de estado zombie desde el momento en que Rob me soltó y salimos del coche hasta que subimos al avión hacia San Petersburgo con escala en Ulan-Bator. En el avión me senté entre la ventanilla y Rob, que tenía a Kristen al otro lado (porque en los grandes vuelos, los asientos junto a la ventanilla son tres antes del pasillo). Casi enseguida caí dormida con la cabeza en la ventanilla, con lecciones de uso del salvavidas en lo que supuse japonés y ruso.
Cuando encendieron los motores la ventanilla empezó a vibrar mucho, y mi cabeza cambió de apoyo, caí dormida de nuevo en el hombro de Rob, que me tapó con la manta con ternura.
Me despertó la señal de cinturones apagándose. Miré a mi alrededor. Kris y Rob miraban a Steph, en la fila central, que discutía acaloradamente con una robusta azafata rusa que no parecía querer darse por vencida. Recordé la extendida creencia de que los rusos no eran muy dados a dejarse ganar por aquello de “el cliente siempre tiene la razón”. Suspiré.
-¿Qué pasa ahora?-pregunté a Rob.
-Creo que quiere que nos bajemos del avión-contestó Kris, sin dejar de mirar a Steph.
-¿Y qué problema hay si lo lógico es que bajemos si hemos llegado?-pregunté extrañada.
-Llegar, hemos llegado. Pero no a San Petersburgo-de repente recordé que el avión hacía escala en la capital de Mongolia.
-Pues bajémonos, ¿por qué no? Si igual volveremos a subir...-Rob y Kristen me miraron como dándome la razón. Kristen se levantó y le murmuró algo a Steph, que, dándose por vencida, asintió con la cabeza. Todos empezaron a recoger.
Kris se metió rápidamente entre la multitud que avanzaba en la cola para salir del avión, pero Rob no se escabullía tan fácilmente como ella y decidimos esperar a que el flujo de gente cesara. Él se sentó en el sitio de Kris y yo me pasé al de Rob. De repente una agradable fragancia me envolvió y reconocí sin dudas el olor. The Beat de Burberry para hombre. Estaba completamente enamorada de ese perfume desde los quince años, la edad que tenía cuando salió al mercado. Había sido el único perfume masculino que me gustó, además del perfume de mi padre. Me sorprendió sumamente el hecho de que Rob lo usara.
Me hundí en el asiento, aspirando el resto de aroma. Mientras por mi mente surgieron unos pensamientos sospechosos. ¿Por qué últimamente le prestaba más atención a Rob? ¿Por qué él se mostraba tan atento conmigo? ¿De verdad me gustaba o sólo sentía esos escalofríos porque llevaba mi perfume favorito?
Como era de esperar, al final bajamos del avión. Los demás ya nos estaban esperando.
Venga, vamos a buscar algo de comida-me sonrió Vanessa y me cogió del brazo.-¿Vienes, Zac?
-Eh...-Ness le había pillado cuando estaba a punto de sentarse y hacer el vago.-...¡vale!
-Eh, yo también quiero-sonrió Kristen y Rob fue inmediatamente detrás de ella.
-¡Vosotros no coméis!
-Nosotros tenemos el dinero-Vanessa elevó los ojos al cielo y caminamos juntos hacia la zona restaurantes.
-Bueno, ¿qué queréis comer, niños? ¿Comida típica de la región?-Rob señaló un puesto donde hacían girar un cerdo entero sobre una parrilla. Vanessa y yo pusimos cara de asco supremo.
-¡Ahí!-señalé el Natural Foods y Vanessa aplaudió mi idea. Corrimos hacia el local, y tras un par de minutos de cola, conseguimos sendas ensaladas.
-Pues venga, vamos a pasear por ahí-exclamó Kristen. Nos pasamos las siguientes dos horas paseando por el aeropuerto de Ulan-Bator, y cuando en una de las múltiples llamadas de megafonía distinguimos algo parecido a “San Petersburgo” salimos pitando hacia la puerta de embarque. Steph nos esperaba furiosa.
-¿Qué pasa? Si sólo han llamado para la puerta de embarque-jadeó Zac.
-¡¡Era la última llamada!! ¡Todos adentro!-exclamó Stephenie con los ojos a punto de salírsele de las órbitas y subimos al avión sin rechistar. En quince minutos de nada ya estábamos de nuevo en el aire, camino a San Petersburgo.
Volví a quedarme dormida con la cabeza en el hombro de Rob, respirando su sutil perfume.

22/8/10

Nueva lista musicaaaal!!!

Y ésta la hice con el corazón.
Y sí, duele.

21 - 24 Horas


-Explícanoslo desde el principio-sentí el aliento de Rob en mi oreja y volví a apoyar la cabeza en el hombro de Kristen. No podía dejar de sollozar.
-¡Estupendo!-exclamó otra vez Stephenie, que no dejaba de caminar de un lado a otro. Paulo estaba junto a mí, aunque echaba miradas intermitentes a Stephenie, cuyo estado de ánimo iba de mal en peor.
-E-e-estábamos ahí y-y ellos entraron y pa-parecían muy simpáticos, e-eran hum-manos y d-de repente se las llevaron, ¡s-se las llevaron!-volví a estallar en sollozos y Robyn, Kristen y Rob me volvieron a abrazar fuerte.-Di-dijeron que tenías diez días, Steph, ¡y-y que si no aparecías me ma-matarían! Me están rastreando, Steph, ¡¡¡lo siento, l-lo siento, lo siento!!!
-No-intervino con voz fuerte Paulo.-Tú no tienes la culpa de nada, es más, eres absolutamente necesaria. Puedes estar tranquila que con nosotros no te pasará nada. Aunque viniendo oficialmente de los Praiestiev...
Volvió a mirar a Stephenie, que soltó un bufido y exclamó de nuevo:
-¡Estupendo! ¡Genial! ¡Sois idiotas!-volví a llorar y todos miraron con reproche a Stephenie, que bufó de nuevo.-Yo que culpa tengo, se lo advertí. Bueno, qué más, ni veinticuatro horas podemos estar en un sitio sin tener problemas. A hacer las maletas, otra vez.
Me dispuse a levantarme e ir a mi habitación, pero Johnny, Kristen, Rob y Robyn me lo impidieron.
-Ya haremos nosotros tu equipaje, cariño-me sonrió Robyn y los abracé a todos como agradecimiento. No tardaron ni cinco minutos.
En media hora ya estábamos todos vestidos para viajar y las maletas perfectamente hechas. Mientras yo me vestía Steph había reservado ya los billetes para el próximo vuelo a San Petersburgo. Cuando me enteré por boca de Kristen me surgieron las dudas sobre los Praiestiev.
-¿Pero no estaban en Moscú, la capital?-le dije a Steph, que negó con la cabeza rotundamente.
-Qué va. Están en un pueblito a las afueras de San Petersburgo. Un pueblito de campesinos hipnotizados.
-¡¿Eh?!-exclamé boquiabierta, pero Steph se levantó bruscamente, cogió las maletas y salió por la puerta, con los demás siguiéndole.
-Mejor déjalo, no es su tema favorito precisamente. Además...-me susurró Rob al oído mientras salíamos los últimos, él con su maleta y la mía.-...ya tendrás ocasión de verlo con tus propios ojos.
Me dejó con más preguntas que antes. Los seguí pesarosa.
El coche de Kristen se sentía tremendamente vacío sin Dakota y Lindsay. Suspiré y pegué la mejilla al cristal. Era noche cerrada todavía, aunque se sentía en el aire que el amanecer estaba a punto de llegar. La ciudad se sentía recién levantada, y en la calle se mezclaban todos los jóvenes trasnochadores con los que, aún bostezando, ya estaban de camino al trabajo. Los japoneses todos iguales pero tan diferentes de nosotros... Sentí un dejà-vu al reconocer un comercio cuando pasamos por delante, y caí en la cuenta de que seguíamos la misma ruta que cogimos para llegar al hotel. Hacía veinticuatro horas justas. Lo único que no era exactamente igual era el vacío que sentía ahí, sola en el asiento trasero.
Kris conducía siguiendo a Paulo, que le había quitado a Steph el derecho a conducir alegando que estaba demasiado nerviosa. Rob miraba por la ventanilla, soñador.
Suspiré sin querer y aparté a Rob de su mundo. Me miró preocupado. No fui capaz de disimular mi tristeza, y él me sonrió para tranquilizarme y me cogió la mano. La suya era grande, ligeramente más cálida que las de las chicas, y muy, muy agradable. Nos quedamos así hasta que llegamos al aeropuerto.

Y en el próximo capítulo...

"...Kris se metió rápidamente entre la multitud que avanzaba en la cola para salir del avión, pero Rob no se escabullía tan fácilmente como ella y decidimos esperar a que el flujo de gente cesara. Él se sentó en el sitio de Kris y yo me pasé al de Rob. De repente una agradable fragancia me envolvió y reconocí sin dudas el olor..."

11/8/10

Me tenéis abandonada D:

Si me comentan este mensaje al menos tres personas distintas (Sandra, no vale chantajear, lo tienen que hacer por su propia voluntad) empiezo a publicar cada dos días.
He aprovechado y me he dado una ronda por los blogs de mis seguidores a ver si seguís vivos. Poneos al día de vuestra última visita y estad atentos... queda un montón de historia.