Johnny y Lindsay se separaron casi al instante. Pero fue demasiado tarde. Yo ya lo había visto.
Boqueé, sin poder hacer que saliera ningún sonido de mi garganta. Lindsay me cogió y me apretó contra una pared, mientras Johnny cerraba la puerta y volvía con nosotras. Lindsay me miró a los ojos un instante y luego se recostó en el suelo, tapándose la cara. Johnny la miró, preocupado, y luego a mí. Nunca le había visto tan asustado. Pero al ver a Johnny me calmé un poco.
-Por favor...-Johnny me asustó un poco.
-Pero, pero... ¿qué?-fue lo más coherente que pude tartamudear.
-Ya lo has visto. Ya, se acabó-le dijo a Lindsay.-Te dije que no estaba bien. Te lo dije. No hiciste caso.
-Tampoco es que tú te opusieras mucho, la verdad-replicó Lindsay con voz pastosa.
-Da igual, tíos... Ni que fuera para tanto. Da igual-dije con voz segura aunque algo temblorosa.-Es sólo el shock de lo inesperado.
-Es que no está bien-me replicó Johnny.-¿Qué pensarán los demás? ¿Y Dakota? ¿Qué pensará Dakota?
-¿Tanto te importa lo que piense esa niña?-le preguntó Lindsay algo irritada.
-Sí, porque la quiero muchísimo y ella a mí. No quiero defraudarla. ¿Qué pensará Dakota?-siguió lamentándose Johnny.-Todos lo descubrirán y entonces no sé qué pensará Stephenie, dirá que sobramos y que esto no puede ser y que no y los demás pensarán mal de nosotros y Dakota, Dakota me odiará, porque esto no puede ser, y yo no quiero que ella...
-¡¡Cálmate, Johnny!!-le gritó Lindsay y él se calló.-Olvídalo, ¿quieres? Sólo olvídalo. Esto no conviene a nadie. Olvídalo.
Lindsay se marchó, apesadumbrada, y Johnny y yo nos miramos a los ojos. Los suyos denotaban tristeza.
-Por favor, no se lo digas-me suplicó.-No se lo dirás, ¿verdad?
-Claro que no-le aseguré y él me abrazó.
-Gracias.
-Pero Johnny...-me miró.-¿Cómo...?
-No lo sé. De veras que no lo sé. Pero creo...-tenía la mirada perdida y una discreta sonrisa en los labios.-...creo que la quiero.
-Ooooh...
-Por favor, no se lo digas.
-¡Tranquilízate! No lo haré-dije y me fui de nuevo a la sala común. Dakota había puesto un canal de rara música tecno japonesa y navegaba en mi ordenador. Me miró con cara rara.-¿Por qué me miras así?
-Es que estás muy pálida.
-Algo se me tenía que pegar, tanto vampiro por aquí.
Ella rió y volvió a sus asuntos.
-Eh.
Levantamos la vista. Lindsay estaba delante de nosotras, con un vestido veraniego que no le pegaba nada.
-¿Os venís al jacuzzi?
-¿¿Hay un jacuzzi??-exclamó Dakota, fascinada.
-¡Shh! Si Stephenie nos oye se armará una buena. El jacuzzi está al final del pasillo. Venga, veníos. Nadie más está ahí.
Dakota me miró, suplicante.
-Está bien...-ella saltó de alegría.-Pero rapidito y en silencio.
Dakota y yo nos pusimos nuestros biquinis y las tres fuimos caminando sigilosamente hasta la enorme puerta negra al final del pasillo. Lindsay la abrió con una llave sacada de no sé dónde y entramos. Todo estaba a oscuras. Encendimos la luz.
Era una habitación cúbica con un enorme jacuzzi en el centro. A un lado había una puerta. Lindsay y Dakota se pusieron a examinar el jacuzzi y yo entré a la habitación contigua y descubrí una gran sauna. Llamé a las chicas y juntas decidimos entrar a la sauna y después al jacuzzi.
En la sauna estuvimos hablando (y sudando a chorros) durante cosa de media hora y después nos metimos al jacuzzi. Dakota saltó, salpicándonos a Lindsay y a mí, y luego salió a toda prisa y se quedó fuera temblando. Lindsay se rió de ella y Dakota la salpicó a propósito y empezó una carrera alrededor del jacuzzi por la cual fui empujada y me caí en plancha al jacuzzi. En cuanto saqué la cabeza grité, el agua estaba helada. Las chicas se rieron y encendieron el armatoste, que empezó a soltar burbujas y agua caliente. Las tres nos sentamos en círculo y nos miramos.
-¿Y ahora qué hacemos?-preguntó Dakota.
-Sentarnos y disfrutar, supongo-contesté.
-Vamos a decir cosas divertidas y embarazosas-sugirió Dakota y Lindsay y yo la miramos con sospecha.-¿A quién de los que están en la suite le pellizcaríais el culo?
Lindsay y yo reímos a carcajadas.
-Sabemos que tú a Zac-Dakota se ruborizó y nos señaló, impaciente por olvidar el tema.-Pues yo...-Lindsay me miró de reojo.-...yo creo que a Johnny, pero lo haría para que le doliera-me guiñó un ojo sin que Dakota lo viera.
-Pues yo creo que a Rob-murmuré y ellas sonrieron.
-Lo sabía. Y ahora a quién querríais abrazar en plan te quiero pero ya sabéis, nada romántico, amor entre hermanos, mejor amigo o algo por el estilo. Yo a Johnny, claro, o a ti-sonrió Dakota.-Y a ti, Lindsay, si te portas bien.
-Pues yo creo que a Kristen o a Dakota o a ti-me dijo Lindsay y yo le sonreí.
-Pues yo no sé. Creo que a vosotras dos o a Johnny, que me cae muy simpático-dije y ellas sonrieron.
-Entonces si cada una de nosotras abrazaría a las otras dos, ¿no formamos una especie de círculo de la amistad?-pregunté y ellas sonrieron, asintiendo con la cabeza.
-¿Amigas para siempre?-preguntó Dakota.
-¡Amigas para siempre!-contestamos Lindsay y yo y las tres chocamos las manos.
-Pero o me convertís en vampiro o no será para siempre-comenté y ellas rieron.-Una pregunta, ¿por qué, Lindsay, te descontrolaste tanto con Zac pero eres capaz de estar tan cerca de mí e incluso remojarte en mis jugos?
Ella soltó una carcajada.
-Es que Zac olía muy bien. Tú...-se quedó pensativa.
-¿¿Huelo mal??
-No, mujer, sólo que... casi no hueles.
-Ah, vale. Pues genial.